Romanos

Dos Humanidades

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Gary DeLashmutt

Romans 5:12-19

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Introducción

Debieras colocar una gran línea entre 5:11 y 5:12, porque aquí se marca una importante transición en Romanos—desde la justificación a la santificación. Estos términos describen dos aspectos diferentes de la salvación que Dios nos da a través de Cristo. Antes de introducirnos en nuestro texto, asegurémonos que todos conocemos la diferencia entre estos dos términos.

La justificación es el veredicto de “absuelto” permanente de Dios.La santificación es un proceso dinámico de crecimiento espiritual hacia la semejanza de Cristo.

La justificación es la liberación de Dios de la pena legal por nuestros pecados contra Dios. La santificación es la liberación de Dios del poder práctico del pecado sobre nuestras vidas.

Los cristianos pronto descubren que aunque han sido perdonados, y experimentan cambios geniales, ellos aún tienen algo profundo dentro de ellos que es altamente alérgico a Dios, deseando rebelarse en contra de Dios, exaltarse a si mismos, etc. Esto es lo que Pablo llama “pecado residente” o nuestra “naturaleza pecaminosa” (leer 7:18-23 selecciones).

Cuando tú descubres esta realidad, puedes responder de tres formas:

Puedes practicar la negación farisaica—esconderse detrás de un barniz superficial cristiano (no hablas mal; eres agradable en público) y te dices a ti mismo por lo tanto que eres moralmente superior a los demás (Mateo 23:25,26).

Puedes dar rienda suelta a una desesperanza fatalista—admitir que tu naturaleza pecadora está más allá que tú habilidad para derrotarla y cedes (“¿De qué sirve?”)

O puedes aprendermucho acerca de los caminos de Dios de santificación.Esto a veces necesita un esfuerzo, porque el tercer contraste es…

La enseñanza bíblica que concierne la justificación es “leche”—relativamente fácil de entender. En cambio la enseñanza que concierne a la santificación es “carne”—más difícil de comprender, como lo veremos en las siguientes semanas.

Sin embargo es la voluntad de Dios que cada cristiano sea capaz de comprender y aplicar esta enseñanza, porquePablo escribe esta sección para todos los cristianos en Roma, tal como lo hizo en la sección anterior en cuanto a la justificación.Haré lo mejor que pueda para explicar este material lo más simple y claro posible—pero aún requerirá una atención cuidadosa y una reflexión en oración por parte de ustedes.¿Están listos? Aquí vamos…

Lo primero en la agenda escomprender cómo llegamos a tener este problema con nuestra naturaleza pecaminosa.Por esto Pablo comienza con una descripción de dos humanidades…

El problema de raíz: Descendencia de Adán

Leer 5:12.La primera parte del verso debiera ser familiar para la mayoría de ustedes.El “un solo hombre” por medio del cual entraron el pecado y la muerte al mundo es Adán (Gen.2, 3).Cuando él desobedeció la orden de Dios la del fruto del árbol (Gen.2:17), eso era el pecado.Y el resultado fue la muerte (Gen.3:19).

Pero ¿qué hay de la segunda parte (re leer)? ¿Se propagó la muerte a todos nosotros porque pecamos como lo hizo Adán—o porque pecamos con Adán?Aquí es donde comienza la cosa.Si bien parece muy extraño, Pablo está diciendo que la muerte se extendió a todos nosotros por que pecamos con Adán.Sabemos esto por varias razones:

Leer 5:13,14.Pablo está diciendo que la gente entre Adán y Moisés murió a pesar de no haber pecado como lo hizo Adán en el sentido de violar directamente una orden de advertencia con pena de muerte, sino que debido a la desobediencia. ¿Por qué? Porque se propagó hacia ellos, proveniente de Adán.

Leer 5:15.¿Por qué los descendientes de Adán mueren físicamente?Por la trasgresión de Adán.

Pablo declara la misma verdad claramente en1Cor.15:21,22 (leer).

Heredamos la muerte como consecuencia dela elección de Adán de haberse rebelado en contra de Dios. ¿Por qué? Debido a que estábamos “en Adán” cuando él hizo esto.No éramos concientes, por supuesto—pero como somos descendencia biológica, sus elecciones nos afectan de formas profundas.Los teólogos nombraron esto como “Cabeza Federal” (relacionados con la cabeza), significa que las elecciones de los ancestros afectan a todos sus descendientes de ciertas maneras profundas.Aunque este concepto parece extraño (incluso ofensivo) a nuestra cultura extremadamente individualista, es un hecho de la existencia humana que esta inevitablemente vigente.

Mi apellido es DeLashmutt. Este es una forma americanizada de un nombre francés, de La Chaumette. Mi investigación indica que los de La Chaumette eran Huguenotes (Protestantes Franceses), los cuales fueron severamente perseguidos en Francia durante los 1600 y 1700.Muchos inmigraron a EEUU para escapar de esta persecución.Supongo que mi ancestro sobrevivió a la persecución al inmigrar en forma exitosa a EEUU, y tengo dos excelentes líneas de evidencia que respaldan mi teoría.Yo existo, y vivo en EEUU.De hecho, debido a que estaba “en” mi ancestro, en cierto sentido puedo decir que escapé de la persecución y que vine a EEUU.

Esto es lo que Pablo está argumentando en Rom.5. Debido a que toda la raza humana estaba “en Adán” cuando él se rebeló en contra de Dios, todos participamos en esta rebelión junto a él, y todos heredamos las consecuencias de esta rebelión.

¿Por qué es esto tan importante para comprender la santificación?Porque explica dónde conseguimos nuestros profundos problemas espirituales—y porque señala el camino a la solución radical de Dios para estos problemas.Pero primerocomprendamos las consecuencias que heredamos de Adán…

Las consecuencias que heredamos de Adán

Pablo menciona tres de estos problemas en 5:15-19.Miraremos estos versículos de más cerca en unos pocos momentos—pero por ahora, identifiquémoslos.

Ya hemos identificados al primero—la muerte (leer 15ª, 17ª). Esta muerte no se refiere solamente a la muerte física, sino que también a la muerte espiritual (separación de Dios).Dios advirtió a Adán que el día que él comiere del fruto, “muerte, ciertamente morirás”.En otras palabras, hubo una muerte inmediata (separación de Dios) seguida por una consiguiente muerte (física).

Esto explica la razón por la cual todos morimos físicamente, y nacemos sin conocer a Dios.En cambio, desde temprana edad sentimos que estamos alejados de Dios en muchas maneras, y grados (hasta que conocemos a Dios a través de Cristo).

También heredamos la condenación (leer 5:16ª, 18ª).Esto no significa que Dios nos hace culpable por lo que hizo Adán; el resto de la escritura niega esto (ver Rom.1, 2).Más bien significa que debido a que hemos nacido en el mundo separados de Dios y con una tendencia a rebelarnos en contra de él por la cual todos nos dejamos llevar (PRÓXIMA), nacemos orientados inevitablemente hacia el pecado y el juicio.

Finalmente, y más importante para nuestro estudio de la santificación, heredamos una naturaleza pecaminosa de Adán (5:19ª) —una inclinación desde el nacimiento a rebelarnos en contra de Dios, ser nuestros propios dioses, utilizar a los demás para nuestros fines, etc.No obtenemos esto principalmente de nuestro medio ambiente, sino de Adán—es su naturaleza legada a nosotros y dentro de nuestros corazones desde el nacimiento (leer Marcos 7:20-23 selecciones).Este es un cuadro negro, pero es realista.

Si es que eres un estudiante de historia, sabes que este es uno de los temas mayores que consistentemente hace sombra al tema menor de la bondad y la nobleza.Al considerar si la humanidad tiene o no un futuro, la conclusión del ateo Bertrand Russell es la misma de Jesús: “Es en nuestros corazones donde reside la maldad, y es de nuestros corazones de donde debe ser arrancado”.

Si eres un padre, sabes que a tus hijos pequeños no se les necesita enseñar a mentir, manipular, codiciar, o a deleitarse en herir a los demás.Ellos hacen estas cosas en forma natural y desde una muy temprana edad.Más bien deben ser enseñados a no hacer esto. Algo está profundamente errado yestropeado desde el principio.

Dado que nuestros problemas espirituales son constitucionales y heredados, ninguna cantidad de auto convencimiento positivo o condicionamiento conductual o disciplina religiosa podrá desarraigarlos. Dado que lo heredamos de nuestra cabeza federal y sus malas decisiones, la única verdadera solución sería que de alguna manera pudiésemos obtener una nueva cabeza federal que hiciese las cosas correctamente para que podamos heredar las bendiciones derivadas de esto. Dios no está meramente interesado en reformar la antigua raza humana, su remedio es mucho más radical que eso.Su remedio es crear toda una nueva raza humana desde una nueva cabeza federal.Y esto es exactamente lo que Dios ha hecho a través de Jesucristo.

Jesús, Una Nueva Cabeza Federal

Releer 5:14b.Adán era una “figura”—un cuadro de aquél que había de venir (Jesucristo).En otras palabras, Jesús era una nueva cabeza federal, el inaugurador de una nueva humanidad.Es por esto que Pablo en otras partes denomina a Jesús el “último Adán” (leer 1Cor.15:45).

Y debido a que Jesús es el último Adán, sus descendientes heredan una bendición que es precisamente el opuesto de las maldiciones heredadas por los descendientes de Adán.

Leer 5:17.Todos los que descienden de Adán están sujetos a la muerte, como lo vimos. Pero todos los que descienden de Jesús reinarán en vida—ambas, una unión personal con Dios en esta vida y vida eterna en la siguiente.

Leer 5:18.Todos los que descienden de Adán están sujetos a la condenación, como lo vimos.Pero todos los que descienden de Jesús reciben el regalo de Dios de la justificación.

Leer 5:19.Todos los que descienden de Adán reciben una naturaleza pecaminosa, como vimos.Pero todos los que descienden de Jesús reciben nuevos recursos para ser hechos rectos.Finalmente, cuando Jesús vuelva, sus descendientes tendrán sus naturalezas pecaminosas erradicadas.En esta vida, todavía retenemos nuestras naturalezas pecaminosas—pero recibimos una nueva naturaleza que nos motiva a seguir a Dios, y una nueva relación con nuestras naturalezas pecaminosas donde la autoridad que tiene sobre nosotros queda eliminada.Aprenderemos más de esto (y cómo aplicarlo) PRÓXIMA SEMANA al estudiar Rom.6.

¿Cómo Puedes Transformarte en un Descendiente de Jesús?

La pregunta obvia es: ¿Cómo te vuelves un descendiente de Jesús?Él no tuvo hijos biológicos, y el renacimiento físico es imposible en todo caso.Aquí tenemos una maravillosa diferencia entre los descendientes de Adán y los descendientes de Jesús.

Eres descendiente de Adán a través del nacimiento físico, el cual es completamente aparte de tu elección. Pero te haces descendiente de Jesús a través del nacimiento espiritual, el cual es completamente por tu elección.

Esto es exactamente lo que Jesús enseñó.Podemos recordar la conversación que tuvo con Nicodemo en Juan 3.Cuando Nicodemo preguntó cómo conseguir la entrada al reino de Dios, Jesús le dijo que tenía que nacer de nuevo (leer Juan 3:3-6). Y el mismo evangelio nos dice cómo hacer esto (leer Juan 1:12). La inclusión en la nueva familia de Dios no es algo que se obtiene de los padres o por un esfuerzo religioso. Es un regalo que Dios da a cada uno que recibe a Cristo.

Pablo enfatiza este mismo punto en 5:17 (“aquellos que reciben”).¿Has hecho esta elección? Puedes hacer esto hoy día simplemente convocando a Dios y diciéndole: “por favor adóptame en tu familia para poder tener tu vida, tu aceptación, y me puedas hacer justo.”

Notas al pie

Bertrand Russell, ¿Tiene el Hombre un Futuro? (Harmondsworth: Penguin Press, 1961), p. 110.

"Cada bebé comienza la vida como un pequeño salvaje. Él es completamente egoísta y centrado en si mismo. Él desea lo que desea cuando lo desea—su mamadera, la atención de la madre, el juguete de su compañero, el reloj del tío.Niégale estas cosas yhervirá de rabia y agresividad, sería un asesino si no fuera tan indefenso…Él no tiene moral, ni conocimientos, ni habilidades.Esto significa que todos los niños, y no sólo ciertos niños, nacen delincuentes. Si le permitimos continuar en el mundo centrado en si mismo de la infancia, dándole un reinado libre para sus acciones impulsivas, para satisfacer sus deseos, cada niño crecerá como un criminal, un ladrón, un asesino, un violador.”(Minnesota Crime Commission, citado en Tú y Tu Niño, Charles Swindoll [Nelson Publishers, 1977], pp. 33,34.)


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