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Caminando en el Esp?ritu (Parte 2)

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Gary DeLashmutt

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Introducción

Comenzamos una miniserie en “Caminando en el Espíritu”. Esta es la alternativa de Dios en vez de  relacionarse con él /servirle al simplemente enfocarse en sus mandamientos y tratando de llevarlos por nuestro propia fuerza de voluntad moral. En la medida que caminamos en el Espíritu, él gradualmente transforma nuestras vidas y nos da poder para servir a Dios efectivamente (Rom.8:4b, 6; Gálatas 5:22,23).

¿Cómo se ve el caminar en el Espíritu? En el caminar físico, tenemos tres elementos importantes: el equilibrio, la locomoción, y la dirección.  Al caminar en el Espíritu, también hay tres elementos importantes.

La última vez, aprendimos el primer elemento –“fijar nuestra mente en las cosas del Espíritu” (Leer Rom.8:5,6).  Descubrimos que esto significa elegir pensar en cada una de las áreas más importantes de tu vida desde la perspectiva de la gracia de Dios (EJEMPLOS). 

Ahora aprenderemos el segundo elemento, el cual se encuentra en el pasaje paralelo en Gálatas 5-6.  Próximamente aprenderemos el tercer elemento…

Caminando en el Espíritu involucra “andar al paso del Espíritu”

Se puede ver esto en un pasaje paralelo.  El tema es el mismo (leer Gal.5:16).  Los resultados de caminar en el Espíritu son los mismos, sólo que descritos con más detalles (leer 5:22,23).

Nótese que Pablo dice en 5:25 (leer).  Aquí, la NVI tiene una mejor traducción: “Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.” El verbo (stoichew) es diferente del verbo general “caminar/andar/vivir” (peripatew) en 5:16 (dependiendo de la traducción la palabra que se use en español). “Stoichew” significa “caminar en una línea, proceder bajo la dirección de otro”.

A veces era utilizado para describir  a los soldados que caminaban en respuesta a las directrices de los oficiales que comandaban.  Así que “andar al paso con el Espíritu” significa estar alerta y responder a la guía personal del Espíritu en tu vida.

El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal de la que te aprovechas y usas para cumplir la agenda de tu vida. El Espíritu Santo es una Persona que te guía personalmente hacia la voluntad de Dios y te da poder para llevarla a cabo en la medida que eliges responder a su guía.

Dios no llega y te lanza simplemente las reglas y espera que tú te las aprendas y las lleves a cabo de una manera impersonal, y mecánica (“HOY TRABAJARÉ EN LAS REGLAS 1-5, MAÑANA DE LA 6-10…”).  Él te da su Espíritu para aplicar su voluntad a tu vida de una  manera muy personal (RIJKSMUSEUM: folleto  vs. Guía personal).  Igual como lo hizo Jesús cuando estaba con sus discípulos (EJEMPLOS), él prometió que cuando se fuera él enviaría “otro Consolador” para entregar la misma ayuda (Juan 14:16).

Evitando Dos Extremos Peligrosos

Toda esta idea es confusa porque es personal y subjetiva—no existe una forma de darle la vuelta.  Debido a esto, los cristianos tienden a polarizarse en dos campos extremos.

Algunos cristianos utilizan esto como una excusa para evitar utilizar sus mentes y el sentido común.  Ellos claman que el Espíritu Santo los guía con respecto al tipo de ropas que deben ponerse, qué ruta tomar para ir al trabajo, que esta voz es inconfundible, y que no eres espiritual a no ser que clames la misma cosa.  Se vuelve una excusa para la flojera, el anti intelectualismo, e incluso la rebeldía en contra de Dios que ensucia su reputación (“El Espíritu Santo me está guiando a divorciarme de mi esposa y casarme con mi secretaria”.  “Dios me llamó a pasar dos horas compartiendo a Cristo con mis colegas en vez de hacer mi trabajo.”).

Otros, más cerebrales por temperamento, no se sienten cómodos con ningún hecho subjetivo o impredecible del Cristianismo. Quieren/demandan pruebas irrefutables de que una guía personal sea de Dios—y como esto no es posible, ellos ven todo el tema como una pérdida de tiempo.  Ellos utilizan los excesos como una excusa para rechazar toda el área.  Este es el peligro del deísmo—afirmar la existencia de Dios pero negar que esté personalmente involucrado en nuestras vidas de tal manera que podemos reconocer y cooperar con  él. Reducen la espiritualidad a una receta de versículos bíblicos y una fórmula segura. Esto lleva a un cristianismo que es seguro, predecible, aburrido—y (a veces) autónomo de Dios (EJEMPLOS: no da lugar para reuniones espontáneas; no corre riesgos al evangelizar).

Dado que Dios quiere que “mantengamos el paso con el Espíritu”, debe haber una manera de reconocer su guía y evitar estos dos extremos…

Reconociendo la guía del Espíritu

El Espíritu de Dios nunca nos guiará en una dirección que contradice la Palabra de Dios, debido a que el mismo Espíritu que nos guía también es autor de la Palabra de Dios.  Siempre te guiará consistentemente con las dos prioridades bíblicas para tu vida: integridad moral y servir en amor.  El siguiente contexto de Gal.5:25 habla de la guía del Espíritu en ambas áreas.

Leer 5:26. Esto es corrección moral.  Si uno camina en el Espíritu, él te desviará de las actitudes y conductas que son destructivas para ti y para la reputación de Dios—como el jactarse y la envidia.  Él hablará a tu conciencia—directamente, a través de la Palabra o de otros cristianos—sensibilizándote y llamándote la atención en distintos asuntos en tiempos diferentes.  A veces llamamos a esto la “convicción del Espíritu.”

A veces, son asuntos muy específicos: EJEMPLOS PERSONALES

A veces, es una alerta general de algunas actitudes que Dios quiere cambiar: EJEMPLOS PERSONALES-

ADVERTENCIA: Asegúrate de ver esta actividad del Espíritu bajo la perspectiva de la gracia de Dios, o serás presa de la acusación de Satanás. Dios te corrige porque te ama, no para rechazarte. Su corrección es redentora (te urge a moverte hacia él) en vez de retributiva (“¡mira lo horrible que eres! Podrías también dejar de caminar con Dios”.)  Leer Hebreos 12:6,10.

Leer 6:1,2.  Esta es una dirección hacia el servicio. Si caminas con el Espíritu, él te guiará hacia actitudes y conductas que sirven a otras personas—como restaurar a cristianos caídos y tener presente las aplastantes cargas de los demás.

A veces, esto puede ser muy específico: FELIPE EN HECHOS 8>>EJEMPLOS PERSONALES

A veces, es una pasión que aumenta por ciertas áreas de servicio: YO CON LA ENSEÑANZA EN 1972; TRABAJANDO CON LOS SOLTEROS EN 1990.

Esto no significa que debiéramos sólo servir a la gente cuando recibimos dicha guía.  Debiéramos adoptar y cultivar un estilo de vida de servicio—y saber que en la medida que hacemos esto, el Espíritu de Dios nos guiará personalmente en obras y áreas de servicio para los cuales somos especialmente idóneos. “no puedes conducir un barco que no se está moviendo”.

Lista de chequeo para ver si te falta la guía del Espíritu

No estoy sugiriendo que debieras experimentar una guía dramática del Espíritu cada día. A veces Dios simplemente quiere que le sigamos en formas que no conocemos y que confiemos en él. Pero no creo que sea ni normal ni saludable el hecho que crónicamente falte la guía del Espíritu.  Si este es el punto en el cual te encuentras, es muy corregible. Considera estas posibles razones.

  • ¿Has recibido alguna vez el Espíritu?  Si esto suena completamente extraño para ti, podría ser que eres un extraño para el Espíritu Santo. Pablo dice que las cosas de Dios son locura para aquellos que no tienen su Espíritu (1Cor.2:14). Esto es muy fácil de remediar. Todo lo que necesitas es pedirle a Cristo que te perdone y que te dé el don de su Espíritu (Jn.7:37-39).
  • ¿Pides la ayuda de la guía del Espíritu?  Santiago dice que muchas veces no recibimos de Dios simplemente porque no sabemos pedirle (Santiago 4:2).  En mi experiencia, ha sido el caso con la dirección del Espíritu.  Tiendo a poner el “piloto automático”—seleccionando áreas morales en las cuales yo quiero trabajar y servicios que yo quiero hacer—y simplemente quedándome en terreno familiar.  Es tanto más productivo y estimulante presentarme a mi mismo a Dios cada día/situación y preguntarle por su dirección.
  • ¿Quieres someterte a la guía del Espíritu?  Podemos recibir poca guía del Espíritu (incluso cuando la pedimos) porque no estamos básicamente dispuestos a confiar nuestras vidas a la agenda de Dios.

A veces esto ocurre porque no comprendemos la gracia de Dios y su amor incondicional.  Cuando este es el caso, tendremos la tendencia a la idea de responder a la guía de Dios como algo que nos restringe, una obligación aplastante/una carga. Si comprendes la gracia, sin embargo, será una invitación a experimentar más la bondad de Dios, su fidelidad y su sabiduría.

Ha habido tiempos en mi vida de cristiano (incluso después de comprender la gracia de Dios) donde yo quería que Dios fuera más bien un consultor en vez del gobernador de mi vida.  “Estoy pensando qué quiero hacer en esta área. ¿Por qué no me dejas saber tu opinión?—la tomaré en consideración al decidir el curso de la acción a tomar”. Cuando pedimos con esta actitud, Dios pudiese replicar “ahórrate tu oración, hazme saber cuando estés listo para obedecer mi dirección incluso antes de saber  lo que es”.

Esta es la preciosa lección que David aprendió de Dios. David hizo muchas, muchas equivocaciones—pero él sabía que Dios era bueno y le confiaba su vida (leer Salmo 32:8-10). “¡No seas una mula! ¡Cuando te doy convicción con respecto a un asunto escúchame! No me hagas tomar más medidas para convencerte de que hagas una corrección a tu curso.” Un signo de crecimiento espiritual es que no siempre nos tienen que pegar en la cabeza ya sea otros o las consecuencias. Sino que comenzamos a responder a la convicción inicial y gentil de Dios.

¿Estás respondiendo a la guía que ya has recibido? Por supuesto, ninguno de nosotros hace esto en forma perfecta o todas las veces. Si esa fuera la condición para recibir dirección en forma continua, ninguno de nosotros nunca recibiría dirección. Pero existe una condición general aquí. Una vez conversé con un hermano que se estaba quejando que Dios no le daba ninguna guía con respecto a qué área de ministerio él debiera concentrarse. En la medida que hablábamos, se hizo evidente que no tenía interés en realmente involucrarse con la gente, y estaba racionalizando una relación sexual inmoral con su novia.  Le sugerí que existía una conexión entre su negación a responder a la dirección en áreas fundamentales y obvias, y  el silencio de Dios en asuntos que requieren una sintonía más fina.

PRÓXIMA VEZ: Cosechando en el Espíritu

Notas al pie

J. I. Packer, Keeping In Step With the Spirit (Old Tappan, N. J.: Fleming H. Revell Co., 1984), p. 11.

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