Romanos

Caminando en el Esp?ritu (Parte 1)

Photo of Gary DeLashmutt
Gary DeLashmutt

Romans 8

Outline

Introducción

Pablo está discutiendo sobre el crecimiento espiritual/santificación/cómo servir a Dios.  En 6:14 y 7:6, él describe dos caminos diferentes de lograrlo: bajo la ley/ por medio del antiguo mandamiento escrito y bajo la gracia/ con el nuevo poder que nos da el Espíritu. 

Servir a Dios bajo la ley, como lo vimos la semana pasada, significa tratar de servir a Dios por nuestro propio poder. ¿Qué podría tener más sentido que el hecho de enfocarse en los mandamientos de Dios y tratar lo más que se pueda para llevarlos a cabo? Pero tal como Pablo comparte de su propio intento de servir a Dios de esta manera, nos lleva al fracaso. A pesar de sus mejores intenciones, él experimentó la derrota que describe en 7:21-23 (leer). Él aprendió lo que mucho de nosotros hemos aprendido--¡es un camino sin salida!

Pero existe otro camino. Leer 7:24, 25ª. Puedes tomar la aproximación que va contra la intuición—buscar fuera de tus propios recursos, a Jesucristo para que te libere de esta esclavitud. Esto es servir a Dios bajo la gracia/en el nuevo poder que nos da el Espíritu. En el capítulo 8, él describe algunos resultados muy diferentes (leer 8:1-8):

Leer 8:2 Aunque la “ley de pecado y muerte” es más poderosa que nuestra fuerza de voluntad moral, la “ley del Espíritu de la vida” es más poderosa que la “ley del pecado y la muerte”. Tiene poder para liberarnos.

Leer 8:4. Aunque servir a Dios por nuestro propio poder sólo tiene como consecuencia un aumento (o por lo un menor aumento en la conciencia) de violaciones a la Ley moral de Dios, el Espíritu de Dios gradualmente cumplirá con los requerimientos de la Ley de Dios en nosotros (amar a Dios y amar a la gente).

Leer 8:6. Aunque servir a Dios por nuestro propio poder sólo tiene como resultado fracaso y derrota (“muerte”), el servir por el espíritu de Dios tiene como consecuencia vida y paz.

¿A quién no le gustaría esto?  ¡Tú puedes tenerlo! La clave, de acuerdo a Pablo, es “caminar de acuerdo al/por el Espíritu”.  Esto queremos aprender a hacer durante las próximas dos semanas.  Hoy aprenderemos el primero de tres elementos claves en cuanto a caminar por el Espíritu.

Caminar en el Espíritu Involucra Fijar tu Mente en la Cosas del Espíritu.

¿Qué significa caminar por el Espíritu?

Muchos piensan que esto es principalmente una experiencia subjetiva—tratar de sentir intuitivamente la presencia de Dios y su guía.  Ahora, existe una dimensión subjetiva involucrada en vivir por el Espíritu, y discutiremos esto la próxima semana.  Pero esto no es en lo que Pablo se enfoca aquí. 

Otros piensan que es primariamente acerca de un cambio de conducta.  Ahora, el andar según el Espíritu producirá  un cambio de conducta.  Pero si hacemos la equivalencia de caminar según el Espíritu con cambio de conducta, volvemos al hecho de servir a Dios bajo la ley.

Re leer 8:5-7.  De acuerdo a Pablo, el elemento principal de caminar según el Espíritu es “fijar nuestra mente en las cosas del Espíritu”.  El fijar tu mente en algo involucra una reflexión racional, lo que piensas a cerca de algo y la perspectiva desde la cual tú ves las distintas facetas de tu vida.

El crecimiento espiritual no comienza con nuestra conducta (lo que hacemos) o con nuestras experiencias (lo que sentimos) —sino que con nuestras mentes (cómo pensamos).  Es por eso que él dice 12:2 (leer) – ¡la transformación experimental y de conducta fluyen de una renovación de la mente!

En la medida que aprendemos a fijar nuestras mentes en lo que Dios quiere que la enfoquemos, el poder del Espíritu Santo es soltado para transformar gradualmente nuestro carácter y nuestra conducta y también nos garantizan una experiencia cada vez mayor de la paz de Dios.

¿Qué son “las cosas/deseos del Espíritu”?  Algunos predicadores cristianos dicen que “las cosas del Espíritu” se refieren a mensajes dados a nosotros a través de voces celestiales o visiones o sueños.  Pablo no quiere decir esto.

Leer 1Cor.2:12,13.  Las “cosas del Espíritu” son las verdades concernientes a lo que Dios nos ha dado libremente a través de Cristo—verdades que han sido reveladas a través de los apóstoles y registradas en sus escritos. En otras palabras, las “cosas del Espíritu” se refieren principalmente a la enseñanza del Nuevo Testamento de la gracia de Dios.  Es por eso que Pablo llama a esto servir a Dios “bajo la gracia” (6:14).  “El fijar la mente en las cosas de Dios” es escoger mirar a cada una de las áreas importantes de tu vida bajo la luz de la gracia de Dios.  Mientras más aprendemos lo que Cristo nos ha dado, y mientras más concientemente miremos cada área de nuestras vidas bajo esta perspectiva, más transformará el Espíritu de Dios nuestras vidas.

Pablo contrasta este pensamiento con un pensamiento en “las cosas de la carne”.  Esto se refiere a la perspectiva que adoptamos en las cosas aparte de y que son contradictorias a la gracia de Dios revelada.  Esta es nuestro “pensamiento mental por defecto”—es por esta razón que debemos elegir “el poner nuestros pensamientos en” la perspectiva de Dios. 

NOTA: Es por eso que enfatizamos tanto el contenido bíblico (y especialmente lo que enseña con respecto a la gracia de Dios): ir a estudios bíblicos, tomar cursos, discutir la escritura con otras personas, evaluar tus pensamientos y los mensajes que te llegan provenientes del mundo a la luz de lo que dice Dios.  Y es por esto que enfatizamos más el Nuevo Testamento que el Antiguo Testamento—debido a que Dios enseña la gracia más claramente y en forma más completa.

Áreas Claves del Pensamiento

Pongámonos prácticos.  Pensemos en algunas de las áreas más importantes de nuestras vidas espirituales, y contrastémoslas cómo se ven cuando uno las piensa “de acuerdo a la carne” versus “de acuerdo al Espíritu”.

TÚ RELACIÓN CON DIOS: Cómo ves a Dios y cómo piensas que Dios te ve, son los asuntos espirituales más importantes y fundamentales en las cuales podemos pensar.

De acuerdo a la carne: En forma natural asumimos que la aceptación de Dios y su aprobación de mi persona es contingente a mi rendimiento. Tendemos a ver a Dios principalmente como un padre estricto/director/supervisor—listo para abalanzarse sobre cada error que hacemos.  Es por esto que tenemos la tendencia a evitar a Dios—especialmente cuando pensamos que nuestro rendimiento ha sido pobre—o (aún peor) nos volvemos deshonestos con nosotros mismos y con Dios.

De acuerdo al Espíritu: ¿Pero qué dice Dios?  Leer 8:1—Dios nunca me condenará. Leer 8:15-17—Dios no quiere que me relacione con él como un esclavo con miedo a su rechazo, sino que como un hijo y heredero que está seguro de su amor. Leer 8:38,39—nada (incluyendo mis propios pecados) pueden separarme del amor de Dios. En la medida que coloquemos nuestras mentes en esta gran verdad, tendremos la tendencia a relacionarnos con Dios más frecuentemente y más honestamente. Y el dar gracias será una gran parte de nuestra comunicación con Dios. De hecho, el Nuevo Testamento indica que ésta es una característica de una vida con el poder del Espíritu (Efes.5:18,20).

TUS CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES: Es inevitable y propio que pensemos en nuestras circunstancias—dónde trabajamos, nuestro estado de salud, nuestras finanzas, etc.  Y debido a que vivimos en un mundo caído, a veces estas cosas son muy dolorosas y negativas.

De acuerdo a la carne: Si tenemos una relación con Dios legalista, tendremos la tendencia a interpretar las malas circunstancias con el castigo de Dios. Si vemos nuestra felicidad y seguridad contingentes a nuestras circunstancias, tendremos la tendencia a gastar una tremenda cantidad de tiempo y energía preocupándonos de éstas, o tratando de cambiar las cosas que no podemos cambiar, o culpando a las circunstancias de nuestra desdicha.

De acuerdo al Espíritu: Sentiremos el impacto de las circunstancias negativas, y a menudo intentaremos mejorarlas cuando es posible.  Pero, fundamentalmente, recordaremos dos verdades bíblicas cruciales:

Leer 8:18, 23-25.  Mis circunstancias negativas son sólo temporales, que serán eliminadas en la próxima vida y reemplazadas por gloria. Cuando vemos nuestras circunstancias negativas bajo esta luz, Dios nos garantiza resistencia y esperanza.

Leer 8:28, 29.  Dios está soberanamente involucrado incluso a través de mis circunstancias negativas para su gloria y mi crecimiento.  En otras palabras, nada puede impedir a Dios que cumpla el objetivo más importante en mi vida. Esto nos libera de la victimización hacia el agradecimiento, cooperación creativa. Nuestras oraciones cambiarán desde “¡Sácame de esto!” hacia “¿Qué quieres que aprenda de esto?” 

TUS RELACIONES MÁS CERCANAS: La mayoría de nosotros pensamos mucho acerca de las demás personas en nuestras vidas—especialmente los amantes o esposos, niños, padres, amigos, colegas en el trabajo, etc.

De acuerdo a la carne: Dejado bajo nuestra propia perspectiva, tendemos a creer que seremos felices cuando nos amen de la manera que nosotros queremos que nos amen.  En otras palabras, buscamos a estas personas para darnos seguridad, significado, e identidad.  Pero esto siempre nos desilusionará tarde o temprano, debido a que somos finitos y caídos—sólo Dios puede proveer estas cosas. Así que nos desilusionaremos, nos enfureceremos, trataremos de manipular, los rechazaremos, etc.  Después de años de esto, muchos se vuelven escépticos en sus relaciones y sencillamente usan a la gente cuando es posible y sino los evitan. 

De acuerdo al espíritu: En la medida que tomamos nuestra identidad de Dios y de Su amor para nosotros, descubrimos una fuente confiable e inagotable de seguridad, significado, e identidad.  Sobre esta base, podemos relacionarnos con los demás de una manera muy distinta. Estamos agradecidos de recibir el amor proveniente de ellos—pero no tenemos que demandarlo porque sabemos que Dios va a estar allí. De hecho, vemos su amor como una expresión final del amor de Dios para nosotros. Cuando nos hieren, podemos perdonar, porque nos damos cuenta y apreciamos cuánto Dios nos ha perdonado a nosotros.  Más importante, comenzamos a dar amor nosotros hacia los demás de una forma de sacrificio y sin ataduras (sin demandar recompensa) —debido a que estamos seguros en el amor de Dios, y debido a que experimentamos el gozo de Dios cuando lo hacemos.  Esta perspectiva centrada en los demás es un resultado tanto de crecimiento espiritual como una causa para seguir creciendo.

TESTIMONIO EN VIDEO: Sean y Rebecca ilustran cómo el relacionarse con Dios bajo la gracia puede revolucionar una relación de matrimonio.

Antes de poder caminar por el Espíritu, el Espíritu debe habitar en ti.

Antes de concluir esta mañana, debo señalar una cosa más que podría ser el punto más importante para algunos de ustedes. Hemos hablado de caminar por el Espíritu esta mañana, pero antes de que puedas caminar por el Espíritu, el Espíritu debe morar en ti. 

Leer 8:9  Nótese que no todas las personas son habitadas por el Espíritu Santo—solo aquellos que pertenecen a Cristo.  Esto es lo que el mismo Jesús dijo en Juan 7:37,38 (leer).  No nacemos con el Espíritu de Dios, más bien, lo recibimos cuando admitimos nuestra sed espiritual y cuando creemos en forma personal/recibimos a Jesús.

Así que antes de que puedas crecer espiritualmente, debes nacer espiritualmente.  Tal como un ser humano no puede crecer hacia la madurez hasta que nace, así nosotros tampoco podemos crecer y madurar espiritualmente en nuestra relación con Dios hasta que nacemos espiritualmente al establecer una relación con Cristo y recibir su Espíritu.

¿Estoy diciendo que no puedes experimentar nada genuinamente espiritual antes de recibir a Cristo? ¡No!  Normalmente experimentamos un proceso de despertar espiritual (“sed”—gradualmente nos damos más cuenta de nuestra necesidad de Dios y de la oferta de Cristo),  y experimentamos un proceso de crecimiento hacia la madurez espiritual.  Pero el punto que conecta estos dos procesos es nuestra decisión de recibir a Cristo.  Algunos de ustedes están al final de este proceso, y están interesados en el segundo proceso—pero necesitas dar este paso que existe entre estos dos.

PROXIMA VEZ: dos claves más para caminar de acuerdo al Espíritu.

More In This Series