Las ense?anzas en Figuras de Antiguo Testamento

El?as y Eliseo

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Gary DeLashmutt

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Introducción

Al concluir estas series de estos dos grandes profetas del Antiguo Testamento, quiero comparar a Elías con Eliseo en ciertas líneas, luego mirar algunas lecciones que podemos aprender a partir de esta comparación.  Primero, sin embargo, consideremos cómo fueron similares…

Similitudes

  • Ambos fueron señalados por Dios para liderar a los profetas de Israel por un período de tiempo.
  • Ambos evidentemente discipularon a los “hijos de los profetas” como la prioridad clave de su ministerio (2Reyes 2:3,5,7; 4:1,38; 5:22)
  • Ambos fueron fortalecidos por el poder de Dios de formas extraordinarias.  Eso es, que tenían ministerios en los cuales los milagros jugaban un rol mayor (milagros de juicio contra la apostasía y milagros de restauración para los fieles).

ANEXO: Muchos tienen la impresión que la Biblia describe un mundo en el cual los milagros eran comunes.  (Definir “milagro” cortamente –como una suspensión manifiesta de las “leyes de la naturaleza” para los propósitos redentivos de Dios).  Esto es por supuesto inquietante, porque raramente o nunca somos testigos de  auténticos milagros hoy en día.  Es por esto que algunas personas concluyen que la Biblia es un mito más que una historia, y otros desesperadamente buscan milagros como necesarios para su espiritualidad (3ª OLA; PENTECOSTALISMO RADICAL—y caen presas de la desilusión y de la estupidez.)  Pero, ¿está correcta esta impresión con respecto a los registros bíblicos?

De hecho, la Biblia no comunica la suposición de que los milagros son comunes. Mas bien, son raros, y tienden a ocurrir en grupo en momentos claves de la historia de la salvación.  Si graficamos la ocurrencia de los milagros en la narrativa bíblica, se vería como una línea baja, plana, interrumpida por unas pequeñas alzas durante los tiempos de Moisés y Josué (Éxodo y la Conquista), Elías y Eliseo (encrucijada de Israel), Jesús y los apóstoles (para dar autenticidad al Mesías y al evangelio), y al final de los tiempos (ambos satánicos y divinos).  Existen otros milagros registrados, pero son relativamente escasos.  Mucha gente de Dios en tiempos bíblicos vivió toda su vida sin nunca ser testigos de un milagro, igual que muchos de nosotros.

Diferencias

Algunas de las diferencias entres estos dos hombres son más básicas y constitucionales:

SOCIO-ECONÓMICAS: Elías era de Galaad rústica (Tisbé) más allá del río Jordán, provenía probablemente de un hogar relativamente pobre.  Eliseo, por otro lado, vino de Abel Mejolá en el mismo Israel, y pareciera que hubiese tenido una educación con riquezas (12 bueyes).

PERSONALIDAD: Elías pareciera haber sido un hombre de ánimos—experimentando grandes péndulos emocionales entre la euforia y la depresión. No vemos mucha evidencia de esto en Eliseo, que probablemente era de un temperamento más parejo.

APARIENCIA FÍSICA: Elías era un hombre peludo (2Reyes 1:8), mientras que Eliseo era calvo (2Reyes 2:23).  (Personalmente, ¡creo que Eliseo obtuvo lo mejor! (Gary DeLashmutt es calvo))

Algunas de sus diferencias son más centrales a sus ministerios.

Por otro lado, el ministerio de Eliseo suplantó al de Elías de ciertas formas.

El  ministerio de Eliseo duró el doble que el de Elías (13 vs 25 años).

La narrativa de Reyes también registra el doble de milagros en Eliseo con respecto a Elías (14 vs 7).

Algunos expertos especulan que estas diferencias eran parte de la respuesta de Dios para garantizar la “doble porción” del espíritu de Elías (2Reyes 2:9).

Por otro lado, el ministerio de Elías era claramente más dominante en muchos aspectos.  Elías era verdaderamente una figura  “más larga que la vida”.

La mayor parte de su ministerio fue confrontar directamente a las figuras poderosas del mundo (Acab; Jezabel; Ocozías).  Eliseo, por otra parte, lidió principalmente con gente común cuyos nombres nunca conoceremos –una viuda, un obrero, una mujer Sunamita, etc.  Y cuando Eliseo trató con figuras poderosas, él lo hizo indirectamente y le llevó las directivas de Dios a Elías.

De forma similar, la mayoría de los milagros de Elías fueron dramáticos y fueron juicio contra  la apostasía (SEQUÍA; FUEGO DESDE EL CIELO).

En contraste, la mayor parte de los milagros de Eliseo fueron modestos y semillas de compasión.  Él limpió las aguas de Jericó (2:19-22). Él incrementó las reservas de aceite, lo cual salvó a sus hijos de ser vendidos como esclavos (4:1-7).  Él limpió una olla de comida donde equivocadamente habían agregado una hierba venenosa (4:38-41).  Él  alimentó a 100 hombres hambrientos al multiplicar una pequeña cantidad de pan de cebada y maíz (4:42-44).  Él curó a un gentil de su lepra (5:14).  Él recuperó la cabeza de una hacha que un hombre había pedido prestada, y por lo tanto lo salvó de la ruina financiera (6:1-7).

Debido a lo anterior, Eliseo era y aún es famoso en su propia forma.  El está por sobre toda otra figura del Antiguo Testamento a excepción de Moisés. 

Eliseo, sin embargo, permanece claramente en la sombra de Elías.  Él pasó sus primeros 10  años ministrando Elías.  Incluso después de la partida de Elías, él era conocido como “Eliseo…el que vertía agua en las manos de Elías” (2Reyes 3:11).

Incluso el Nuevo Testamento reconoce Elías como la figura predominante.  Él es mencionado por su nombre 29 veces y citado unas cuantas veces más.  Pero Eliseo se menciona solo una vez.

RESUMEN: Si bien Dios hizo que Eliseo fuera el sucesor de Elías y le dio poder para hacer un rol, él era aún muy diferente a Elías en algunas importantes áreas espirituales, y él claramente tuvo un rol subordinado.

Lecciones

Podemos aprender por lo menos dos lecciones relacionadas con esta comparación de Elías y Eliseo, y sé a partir de experiencia personal que estas lecciones tienen el poder de transformar tu vida.

  • La primera cosa que uno debe notar es que sus diferencias claves tenían que ver con los diferentes roles que Dios quería que ellos  jugaran en su plan.  La personalidad radical de Elías y las obras milagrosas espectaculares eran necesarias para llamar la atención a una nación de vuelta a Dios desde  el  borde de la completa apostasía.  Los compasivos milagros de Eliseo para el común de los Israelitas les proveyó un recuerdo necesario de la fidelidad de Dios hacia ellos cuando eran fieles a ellos.  Elías y Eliseo son ejemplos de una maravillosa verdad enseñada a través de la Biblia: Dios nos ha moldeado a cada uno de nosotros para un rol único en su servicio.

Leer Efesios 2:10.  Pablo asemeja a Dios a un ESCULTOR el cual moldea cada uno de nosotros en forma única, adecuándonos para una labor significativa que él ya ha planeado de antemano para nosotros.  Tu personalidad, cuerpo, talentos naturales, dones espirituales, experiencias en tu crianza, el tiempo y lugar en el cual vives, etc… ninguno de estos son un mero accidente de la historia, de la genética y del medio ambiente debido a que Dios está soberanamente sobre e involucrado en cada aspecto de tu vida.  Como un TAPIZ tejido por un artesano maestro, nosotros normalmente solo vemos la parte de abajo en esta vida (1Cor.13:12—irregular y lleno de nudos).  Pero Dios ha estado misteriosamente trabajando para tejer tu vida para su buen propósito, al cual él quiere llevarte.

Pero nota que la obra de modelaje de Dios es “en Cristo”.  Tú puedes aprender el verdadero propósito para tu vida y como has sido hecho perfecto para tu vida, sólo después que has sido reconciliado con tu Creador.  Y  tú puedes ser reconciliado con Dios sólo a través de Jesucristo, porque él murió para pagar por la multa de tu culpa delante de Dios.  Es por esto que este verso (10) está a continuación de 2:8,9 (leer).  Para algunos de ustedes, esta es la primera orden del negocio – recibir el regalo de Dios de salvación poniendo tu confianza personal en Cristo como tu Salvador.  ¡Luego puedes comenzar a descubrir el verdadero propósito para tu vida!

Luego de haber hecho esto, debes estar de acuerdo con Dios de que él sabía lo que estaba haciendo al moldearte en la forma que lo ha hecho.  Si, somos finitos y tenemos muchas limitaciones.  Si, somos caídos y tenemos muchas deficiencias.  Pero Dios soberanamente nos ha hecho a cada uno de nosotros para traer gloria a Cristo, de manera única en todo el universo.

Somos como el marco del cuadro, y el dibujo es Cristo.  Un buen marco dirige la atención hacia el cuadro y no hacia sí mismo (MUSEOS RIJKS).  Cuando no estamos de acuerdo con Dios acerca de cómo te hizo, ¿es posible que quieras ser el cuadro en vez del marco? Si pudieras cambiar algunas cosas a cerca de ti mismo, ¿sería traer más gloria a Cristo—en vez de a ti mismo?

“En la medida que un cristiano considera la posibilidad de ser (usado por Dios), a menudo su reacción es… ´Soy una persona tan pequeña, tan limitada en cuanto a talentos –o energía o fuerza sicológica o conocimiento—que lo que hago no es realmente importante.´  Debemos recordar a través de nuestras vidas que a la vista de Dios no existen personas pequeñas y no existen lugares pequeños.  Solo una cosa es importante: ser una persona consagrada en el lugar que Dios nos pone, en cada momento.”

  1. La segunda lección fluye directamente de la primera lección. ¿Cuál vida era más exitosa la de Elías o la de Eliseo? Es claro que la mayoría que vivió durante y después de la vida de Elías, lo miraron como más exitoso que Eliseo.  A través de su vida, Eliseo vivió a la sombra de Elías.  ¿Era él entonces exitoso?  Eliseo pidió recibir una doble porción del espíritu de Elías, y Dios le dio su petición.  Eliseo nunca tuvo el tipo de fama pública que tuvo Elías—pero su  vida fue exitosa a los ojos del único que importa—los ojos de Dios.  La lección que podemos aprender de Elías y Eliseo es la siguiente: Éxito es fielmente seguir el rol que Dios tiene para ti—y no cómo te comparas con otros o cuánta apreciación puedas obtener de los demás.

Una de las decisiones más importantes en tu vida es cual audiencia te importa a ti—otras personas o Dios.  Dios ha venido haciendo que me fije en este tema de una variedad de maneras en los últimos meses.  He sido especialmente detenido por el capítulo “El llamado” del libro de Os Guinnes titulado “La Audiencia del Uno.”  En él, Guinness dice, “la mayoría de nosotros, ya sea que nos demos cuenta o no, hacemos cosas con la mirada de aprobación de alguna audiencia u otra.  La pregunta no es si tenemos una audiencia o no sino que cual audiencia escogemos.”

Podemos vivir en la cultura más enfocada horizontalmente de la historia humana (todos iguales).  Estadísticas, encuestas de supermercado, los medios de comunicación—virtualmente cada cosa nos sensibiliza hacia lo que los demás piensan de nosotros.  Venimos a evaluar intuitivamente nuestras decisiones en términos de cómo otras personas lo verán y responderán a esas decisiones.  ¡Me temo que nuestro presidente es realmente representativo nuestro de esta manera!

Pero la Biblia llama a esta manera de evaluar tu éxito fundamentalmente como necia. Jesús es especialmente duro en este punto.  Él es el que nos advierte: “Aquello que es altamente estimado entre la gente es detestable a los ojos de Dios” (Lucas 16:15).  Una de sus expresiones favoritas era: “entonces los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.” En ese día cuando todos seamos evaluados por Dios, habrá grandes sorpresas.  Mucha gente que fue apreciada por su sociedad (e iglesia) como ganadores serán declarados fracasos por Dios; y muchos que para la sociedad no tenían utilidad serán exaltados y recompensados por Dios.  La manera en que el mundo evalúa nuestro éxito es normalmente muy diferente de cómo lo evalúa Dios de tal manera que vuelve inútil y peligroso mirar horizontalmente para obtener tu reporte de progreso.

¿Cuál es la alternativa?  “Seguir el llamado de Dios es…cambiar nuestra conciencia de las audiencias hasta el punto de que solo la última y más alta (Dios) cuente…  Nosotros que vivimos delante de la Audiencia del Uno podemos decirle al mundo: “Tengo una sola audiencia.  Ante ustedes no tengo nada que demostrar, nada que ganar, nada que perder.”

Esta es la forma en que Pablo vivió su vida (leer 1Cor.4:3,4).  Él era la antítesis del líder llevado por la tendencia del mercado, y las encuestas.  Esta es la perspectiva que promueve estabilidad en vez de vacilación, valentía en vez de cobardía, etc.   Cuando te importa más la valoración de Dios  que la de tu gente, esto se convierte en una tremenda libertad  para perseguir la verdadera grandeza.

A la inversa, aquellos que calibran su éxito (incluyendo el éxito espiritual) por cómo se comparan a otra gente inevitablemente caen presas de los vicios gemelos de orgullo y envidia.  Leer Gálatas 5:26; 6:4,5.

El orgullo crece cuando yo concluyo que soy más exitosa que los demás en cualquier área.  No solamente es corrupto, sino que ciego porque el tema no es cuánto he llevado a cabo comparado con los demás, sino cuán bien estoy cumpliendo el potencial que Dios me dio para servirle.  Esta es la perspectiva que nos mantiene humildes y motivados para proseguir.

La envidia crece cuando yo quedo corto al compararme con otros en cualquier área de talento o en resultados que son importantes para mí. Sé producto de experiencia personal cuán feo esto es.  En vez de estar agradecido por su contribución, resiento sus habilidades y sus logros porque me siento como un fracaso.  ¿Por qué? Debido a que estoy evaluando mi éxito como persona al compararme arbitrariamente con otra persona en vez de simplemente hacer lo mejor que puedo para ser un mayordomo fiel a Dios.  Cuando recobro esta perspectiva, me puedo enfocar en sencillamente estar donde Dios quiere que esté, hacer lo que Dios quiere que yo haga—y luego yo experimento la paz de Dios, el poder, los frutos y la satisfacción.

“Cuando Jesús llama, él llama de a uno.  Las comparaciones son vanas, especulaciones acerca de otros, una pérdida de tiempo, y la envidia (y el orgullo) es tan tonto como malvado.  Cada uno de nosotros somos llamados en forma individual, (finalmente) deberemos rendir cuentas a Dios, agradarle solo a él, y eventualmente ser aprobados solo por él.”

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